Revelando el misterio: 13 horas de Bufón Sagrado contadas a través del lente.
El 28 y 29 de enero del presente año, tuvimos la oportunidad de organizar junto a Andrés del Bosque el taller de Bufón Sagrado, en la Sala Alejandro Flores.
Durante las dos jornadas, iniciamos con cantos y bailes guiados, que generaban una sensación de unidad en el grupo. Esta parte es fundamental para propiciar el pensamiento colectivo, el sentido del ritmo, el movimiento, la proxemia y la escucha.

...y pasamos a jugar después de estar en armonía.



Cerramos la primera jornada explorando a los bufones del misterio: enanos, gordos/jorobados, tetones/culones...pero para conocerlos, hay que convertirse en uno primero. El Doctor Andrés del Bosque nos mostró los principios básicos de la construcción del disfraz y después cada integrante del grupo tomó el rol de diseñador, o de bufón.
Arrancaron en escena, lapidados por los Hijos de Dios, las primeras bandas de bufones.






Posterior al ejercicio práctico, el debido procesamiento de la experiencia. Conversamos sobre algunos principios que guían el camino del bufón hacia la construcción de una puesta en escena, descubierto a partir de la deformidad del cuerpo y el contraste con las destrezas y habilidades del artista; sobre la importancia de lo sagrado/lo profano como una dialéctica constante en el queaher del bufón; y cerramos conversando sobre bufones sagrados en distintas cuturas.

La segunda jornada, más larga que la primera, fue el trabajo sobre los bufones contemporáneos: vagabundos, travestis y prostitutas. Entre plumas, medias caladas, sombreros y rellenos, se fueron develando las jorobas y claudicaciones... empieza a emerger el tema sagrado para el grupo.
Finalmente, terminamos encarnando la importancia y el rol del bufón en la sociedad para la construcción de la paz. Entre una de las enseñanzas más significativas, rescatamos que el bufón brinda la risa necesaria para la transformación de un sistema tradicionalmente victimario, a uno de gracia...un camino más alegre, menos inquisidor.
La Comunidad del Cordero se encuentra infinitamente agradecida, en primer lugar, con todas las personas asistentes por confiar y comprometerse con la experiencia; a la Sala Alejandro Flores por ser el escenario de tan enriquecedores momentos; y por último pero no menos importante, a Andrés del Bosque, por aportar con su ámplio conocimiento a la reflexión de nuestra práctica.

¡Gracias, bufones y bufonas!